Titulares

LA PUBLICIDAD ENGAÑOSA EN EL ÁMBITO ELECTORAL: UN ANÁLISIS CRÍTICO.

 


Por: Victor Cuello. 

La publicidad juega un papel trascendental en la comunicación social, política, económica y académica, convirtiéndose en una herramienta esencial para la transmisión de mensajes, propuestas y alternativas por parte de los candidatos a determinadas posiciones. Sin embargo, apelar a estrategias engañosas, práctica que ha proliferado en las campañas electorales, complica y confunde la capacidad de los electores al momento de tomar una decisión informada y documentada. La presente entrega hurga las interioridades de la publicidad engañosa y su efecto nocivo en los procesos democráticos y en el derecho a elegir libre y voluntariamente.

La principal característica de la publicidad engañosa es la presentación de información de datos, información falsa o confusa tendiente   a confundir o manipular al público. 

En el contexto electoral esto implica informaciones hiperbólicas  sobre logros propios o atribuirse los ajenos; retorcimiento de las cualidades de oponentes y la utilización de testimonios falsos. Lamentablemente, estas prácticas erosionan la credibilidad y confianza institucional y promueven el desencanto electoral.

La manipulación de publicidad engañosa tiene múltiples consecuencias negativas, a saber: Distorsiona la percepción de la realidad desde la perspectiva pública, en consecuencia puede llevar a una votación basada en información errónea y, por ende, a una toma de decisión igualmente errónea. Además, crea un ambiente de poca confianza hacia los o determinados candidatos y todo el sistema  electoral en sentido general, polarizando de refilón y creando apatía. A corto y mediano plazo, desincentiva la participación ciudadana  debilitando el tejido democrático.

Los controles y políticas regulatorias de esta perniciosa práctica, variará de un país y sistema electoral a otro, tanto en el ámbito nacional como en las normativas electorales de instituciones autónomas. Las medidas para combatir la desinformación deberían ser permanentes. Pero lamentablemente, en muchos casos, las legislaciones existentes resultan insuficientes para frenar las tácticas de publicidad engañosa  que evolucionan aceleradamente  y se enquistan en plataformas digitales y redes sociales. El desafío ahora es detener estas prácticas y que haya un régimen de consecuencias para quienes se atrevan a fomentarlas.

Ahora que se aproxima el tiempo de elegir una vez más nuevas autoridades en nuestra querida Primada de América, resulta crucial que tanto los reguladores como los regulados, tomemos conciencia de esta problemática y trabajemos para promover un entorno electoral más transparente y veraz. La educación y el civismo son pasos firmes hacia la transformación de nuestra política electoral uasdiana.

El autor es Catedrático de la UASD y candidato a Director General de UASD Recinto Barahona para el periodo 2026-2030.

No hay comentarios